Arrancapieles

Desgarra,
las almas de la espiral,
criaturas atrapadas en un bucle,
esclavos de la recursividad.

En voz de venganza levanta la sombra
aire obscuro en su mirar,
los falsos esclavos del amor matar.

Siervos de algo que no existe,
ejército de la violación dispuestos a usurpar,
el Trono que la Sombra ostenta pretenden arrancar.

Caen meteoros y fuego infernal,
espíritus del vacío listos para erradicar
el brazo derecho ardiente en sombra
y el izquierdo en hielo envuelto.

El paro cardíaco a los enemigos provocar,
arrancar sus corazones
y los cuerpos empalar
en estacas de muerte y fuego
por toda la eternidad,
sus vidas castigar.

Maulla muerte gato negro de ojos verdes
las almas de todos aquellos robadas
pronto serán castigadas.
Y ni un Hueso del Trono de la Muerte se moverá

Infarto

Late dos veces y no tres,
fuerza hacia dentro y hacia fuera,
aire y sangre no conviven,
detonan los canales del tránsito.

Muere dentro,
fuere fuera,
se cortan los pulmones,
saltan los músculos.

Contrae y dilata
a toda velocidad,
corre el aire en el vacío
buscando su única salida.

Ojos verdes totalmente abiertos,
niebla negra escapando por la boca,
explota sangre y crece carmesí,
escapa rosa roja del pecho muerto.

Y se detonan los huesos,
los restos saltan por los aires,
manchan mares el jardín,
sobre las aspas del eterno viento.

Nacimiento de Claridad

Permíteme que hable de lo que voy a decir.
Permíteme que hable de las palabras,
los vientos soplan en cada tiempo
la muerte rueda en cada verso.
De alguna forma quedó atrapado entre espinas y luces.
Pero intentando rodar con alambre de espinos,
entre ruecas de madera y acero,
parece más fácil de lo que es.

Entre letras sueltas y verdaderas palabras,
se pierde todo antes de que venga,
todo lo que iba a decir se esfuma con la ingenuidad.
Intentando ver paredes de cristal
pero no es lo que nadie ve.

Huele a hueso perdido del desierto,
lo único peor que algo es nada.
Pero rebuscando lo difícil
entre sábanas de piedra sacadas de entre medio.

Permíteme de nuevo así mis palabras,
pero la sed no se abarca con copas de oro.
Lo único que no es peor que nada es algo.
Y no palabras existen delante de hacer o planear.
Y ojala las palabras hablan las pocas acciones que puedan

Los labios hablan lo poco que puedan
no hay palabras en el ojo,
dudas en el rostro.
Lo poco que reste es lo poco que no ha retirado.

No decidas hojas sueltas en cuadernos rojos,
el cielo y la tierra prometida como una roca,
agarrando el hueso entre los brazos.

Sueños que se perdían asustados de no ser oídos,
que está viviendo, qué hace sin estar aquí.
Y llegará la hora, olvidando la muerte del cuerpo,
razones para perderse en los mantos de la memoria,
dejando atrás todos los retazos.

No hay preocupación forzando la superficie,
y si las tablas buscan lo que quieren saber,
que cuando abarque la hora del día la luz extinguirá.
Resentirá y partirá la memoria, olvidando los cables que escondieron tan bien,
alguien vendrá para salvar los paños de ellos mismos,
pues no pueden ser lo que no son.

Se cerraran solas las ventanas ciegas,
cerrando sus cruces y girando sobre si mismas.
Ni en tiempos el adiós retazo de la única manera.
No saldrá el sol hoy por nadie de la casa,
las telas del día se doblarán por nadie.

Bajo cartas de flores y luces,
se piden búsquedas de lunas nacidas.
Abrazará el gris los días de la semana,
gris, azul, verde y morado los colores de la habitación.

El interior todo se torna de ceniza,
lentamente sobre la habitación,
y escupe el viento mientras caen las vigas frías.
Un viento ennegrecido brota del lugar
y que la sombra del día coma los retos ese día.

Las nubes miran insatisfechas,
pero no ahora,
pues el viento sin corazón perdió su dirección de alguna manera.
De lado entra la cámara sombreando el crecer.

Y el suelo crece en nieve y hierbas de hielo,
tanto como bajan cuerdas de las nubes deshechas.
Y así no está, perdido de las vigas de madera,
nunca supo como sería su construcción, en el día que planeó.

Bajo los restos de escombro y hormigón,
la luz abrasó las piedras,
escapó mal rayo partido de sus ojos.

Y avanzaron el constructor y su búsqueda,
charlando de sus construcciones,
tal como había entramado sus presentes a la búsqueda.

Y las palabras tardaron en salir,
la rama las llevó por el bueno camino,
no salió nada que su salida no debiese atrapar,
de vigas y hormigón, sombras de huesos.

Entramada de su significado
sopesado el tiempo de los planos,
pastando de la tinta del tintero
entretanto de telas y paños
reconstruido de los versos
ordenados en la portada.

quien sea palabra
unanimidad de tus hechos
esperando no causar el mal.

sienten que no sienten
alejados de las rocas
que no abarcan en sus brazos
una vez de lo borrado
es dos veces la tercera
serán quintas las esencias

una frase entera escrita
nadando de las páginas del libro
andando de los caminos de madera

adelante con ello
midiendo la decisión
intrigado de la sensación
ganado entero el precepto
atento a tus próximas palabras.

dentro es y oculto externo
externo dentro atrapado fuera.

aquí dos veces frase nublada
que los soles de la luz han bañado
uncidos de sombra y hueso
infinito hasta que cante palabra.

El Nombre

Abraza las palabras
de lo desconocido,
si aún no conocemos el destino
si bien ignoramos la historia.

La Luz los cristales pasa
aurora del amanecer,
fulgor del crepúsculo.

Tu nombre oculto está,
escondido entre los rayos del Sol.
Tu nombre está atrapado,
cogido entre tus manos.

El Anciano ya no está ciego,
pero sordo aún permanece
sin poder oír la palabra,
sin poder oír el nombre.

Esperará el alma a conocer,
los hilos rojos del destino
y el nombre del amanecer.

Oculto

Negros los pasillos
recónditas las Lunas
obscuras las calles,
relucen verdes las nubes,
relucen azules los soles.

Parten hielo los susurros,
tierra de fantasmas,
tierra de lo Oculto.

En la Obscuridad,
la niebla cubre las calles,
los edificios sin luz se alzan,
las grietas del suelo se ensanchan.

Ocultas están las palabras
en las paredes de la habitación
ocultos los mensajes
escritos con sangre.

Las runas en el suelo,
brillantes,
los sellos en las puerta,
cerrando.

Las personas caminan por la ciudad
atravesando la neblina,
de lo Oculto no sospechan,
no les importa el conocimiento.

Viven corrompiendo
y desintegrándose.
Viven sin saber la verdad.

El Anciano vela sobre todo
sus alas de sombra plegadas
sus esmeraldas refulgentes.

Velando por lo Oculto,
protegiéndolo,
alejándolo de la luz de los Humanos.

Lo Oculto sobra es,
en la Obscuridad está
envuelto en hilos de oro
rodeado de esmeraldas.

Oculto a los hombre,
Oculto a las mujeres,
Oculto a los mortales,
Oculto a los Humanos.

Cofre de ébano y marfil,
blanco y negro el brillar,
con catorce llaves bloqueado
su tesoro en lo Oculto está.

Nube de Obscuridad,
niebla de Sombras,
aliento del Vacío,
lo Oculto es la Nada,
es El Anciano de ojos esmeralda,
la Garra del Anochecer,
el Brazo Derecho de la Muerte,
guardián del Secreto,
protector de la Caja.

No será un mortal,
la que al Anciano ha atrapado,
no será un humano,
la que al Anciano ha robado,
los Secretos se han desvelado,
lo Oculto liberado,
la Caja abierta
y la Diosa que al Anciano ha tomado,
su mano en matrimonio ha tomado.
Y de la caja, de lo Oculto
su Corazón se ha llevado.

Resurrección

El Empalador se separó del pecho,
las heridas sangrantes,
el rostro compungido,
los ojos apagados.

A nuestros cadáveres vendaron,
las alas taparon
pero no las arrancaron.

En telas de algodón nos envolvieron
a las montañas nos transportaron
en pared de piedra los sepulcros cavaron.

Nos enterraron a los Ángeles Martirizados,
ya los Elegidos hemos salvado
los Pecadores condenados
y así somos pagados
por la Guerra Celeste la Humanidad nos ha condenado.

Todos los Jinetes somos enterrados
mis compañeros y yo sepultados
sin aire condenados,
atrapados en las rocas.

Los Humanos movieron grandes rocas
para tapar nuestras cavernas
así jamás pudiéramos escapar.

Todos se asfixiaron
con las alas vendadas
y sin lugar donde volar
murieron lapidados.

Pero los Humanos se olvidaron,
las alas no me cortaron,
las vendaron.
Dejaron un agujero en el techo,
la Luz pasaba
sus rayos mi rostro golpeaban.

El Ángel había resucitado,
La Luz quemó mis ataduras
las vendas desintegró.
Mis alas pude abrir
salté y alcé el vuelo
por la perforación en el techo escapé.

Había resucitado
ahora mi misión restaba
volar y nunca cesar
en busca de la Luz que la Vida me dio
en busca de la Luz de mi Amor.

Empalador

Volverán los Santos
de sus tumbas arrastrados,
cogerán ellos los clavos
y las lanzas de la Muerte.

Empújame de mi caballo,
ya se acabó la Guerra Celeste,
retiremos nuestras armaduras
y guardemos las espadas.

Arderán ya los pecadores
tras la Guerra Condenada,
ya no soy Jinete de Dios,
soy Alma de Redención,
fuerza de la Religión.

Carga la cruz a mis espaldas
con tu Empalador entre las manos
cumbre de dolor espera
martirio por aquellos que hemos salvado.

Soy el Salvador,
Empalado en el Altar,
colgado de la Bóveda de Dios
mi alma por los Elegidos arderá.

Ya fueron los Elegidos salvados,
los Pecadores condenados,
ahora los Ángeles seremos devueltos
por la muerte de los Satos
a nuestra Tierra Celeste.

Brazos y piernas a la cruz atados,
los clavos en nuestras manos,
nuestras alas plegadas.
Cantaremos entonces los Mártires:

''Somos los Redentores
Jinetes de Dios
Caballeros del Perdón
La Luz por la Ventana de tu Habitación''

Vendrá entonces el Verdugo
cargando El Empalador,
lanza de gigantes proporciones,
envuelta en Fuego y Dolor,
cargada de Sombra y Perdón,
afilada con Sangre y Salvación.

Elevará El Elegido El Empalador,
su punta de Plata y Obscuridad refulgiente,
cargará entonces El Empalador
contra nuestros Corazones.

Seremos los Ángeles martirizados,
los Jinetes de Dios asesinados
por a los mortales haber salvado
hasta nuestra Resurrección